ESTRÉS, SEXO Y REPRODUCCIÓN
- L. S.
- 20 jun 2018
- 3 Min. de lectura
El estrés definido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como las reacciones fisiológicas que en su conjunto preparan al organismo para la acción, es en su justa medida adaptativo y por lo tanto, necesario para la supervivencia. En cambio, cuando este estado se cronifica (un mal muy común en la sociedad de hoy en día) puede acarrear graves problemas en diferentes esferas del individuo, entre ellas el sexo y la reproducción. ¿Cómo ocurre esto?
Comencemos por el sistema reproductor más simple, que es el de los varones. En el varón el cerebro secreta LHRH (hormona liberadora de la hormona luteinizante) que hace que se secrete LH (la hormona luteinizante) y FSH (la hormona folículo estimulante). La LH estimula la producción de testosterona en los testículos y la FSH al no haber folículos en los varones que puedan desarrollarse estimulará la producción de esperma. Con la aparición de un estresor ocurre que todo este sistema se inhiba.
¿Qué quiere decir todo esto? Que cuando aparece un estresor todo el sistema que hace que se produzca testosterona se para y por lo tanto los niveles de esta decrecen lo que resulta en una disminución de la reproducción (incluso podría darse la supresión en casos muy extremos).
Por otro lado, existen problemas también con las erecciones. Para que se dé una erección es necesario una mayor activación del sistema nervioso parasimpático (caracterizado por un estado tranquilo, relajado de la persona) y para que se de la eyaculación un nivel más alto de activación del sistema nervioso simpático. ¿Qué ocurre cuando nos enfrentamos a un estresor? Que hay una mayor activación del sistema nervioso simpático por lo que aquí surgirian dos problemas:
Si todavía no se ha dado la erección, un estresor lo va a dificultar.
Si ya se ha dado, se dará antes la eyaculación.
Resumiendo, el estrés en los varones haría que decreciera el nivel de testosterona (pudiendo incluso suprimir la producción de esperma en casos muy extremos) y dificultaría la erección o podrían aparecer disfunciones como la eyaculación precoz.
Pasamos a las mujeres: resumiendolo mucho podríamos decir que el mismo sistema del que hemos hablado antes (LHRH, LH y FSH) también se pararía en el caso de las mujeres pero en este caso disminuyendo los niveles de estrógeno (la hormona sexual femenina) resultando en una extensión de los ciclos menstruales y convirtiéndolos en irregulares (en casos muy extremos estos ciclos dejarían de existir y se daría la amenorrea, por ejemplo, esto ocurre en algunos trastornos de la conducta alimentaria como por ejemplo la anorexia nerviosa). Esta disminución de estrógenos también tiene efectos nocivos en la fortaleza de los huesos (ocurre lo mismo en la menopausia, los niveles de estrógeno decrecen y los huesos empiezan a perder fuerza).
Al mismo tiempo, aumenta una hormona denominada prolactina (hormona que también se segrega cuando se amamanta) que hace que se suprima la reproducción, es decir, dificulta el embarazo hasta tal punto que se habla de esta hormona como el mejor anticonceptivo.
En esta misma línea podemos comentar que el estrés puede afectar también a los resultados en las técnicas de fertilidad asistida, pero existe algo curioso aquí. Estas técnicas raramente funcionan por el estrés que suponen ellas en sí mismas. Es decir, el proceso en sí es tan estresante para el cuerpo humano que dificulta el embarazo.
Para finalizar, como siempre me gustaría acabar con una pequeña pregunta pero esta vez voy a dirigiros un poco en la respuesta.
Existe un estudio realizado con las mujeres que estuvieron en los campos de concentración nazi que dice que el 54% de ellas en edad fértil habían dejado de menstruar.
¿Qué os sugiere este dato?

Sapolsky, R.M., (2004), Why zebras don't get ulcers: The Acclaimed Guide to Stress, Stress-Related Diseases, and Coping, New York: St Martin's Press.
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